Hoy sentí en mi como un cambio. Quería una renovación por lo que dije: ordeno mi pieza pero bien. Cambié todos los pósters de lugar, tiré mucho de ellos, saqué millones de cosas que ni sabía que tenía y tiré otras tantas que me hacían recordar cosas que es mejor olvidarlas. Limpié y ahora está como nueva. Puse todos los libros que leí, los que quiero llegar a leer, fotos con mis amigos... Un cambio. Innovar, a ver si cambiando un poco de onda capaz las cosas vienen mejor.
Pero en estos momentos no hay quien me aguante. Ni yo misma.
Es más, hoy no fui a la pileta de una de mis mejores amigas porque quería ir al club para verlo. Pero, OH CASUALIDAD. Mi hermano va todos los días pero justo HOY (que mi otra mejor amiga con la que voy siempre, va a la pile de la otra) me dice: No.. hoy no voy.
Bronca. Bronca. Bronca y más bronca. Y rabia. Porque no me animaba a ir sola ¿qué le decía a mi vieja?. Bronca de no se qué. De mi misma. Y me largué a llorar sin motivos.
Lloré y lloré. Descargué. Pero no me siento del todo calma. Es más, no me siento tranquila. Pero por esas casualidades, abrí el armario de arriba y encontré unas "agendas! de 1988 y 1989 DE MI MAMÁ !!!!! Jajaja, enseguida (de chusma, porque nunca me hubiese imaginado que mi mamá en esa época tuviese agenda) me puse a leerlas. Eran como un diario. Me recorrí toda la historia de mis viejos, sus idas y sus vueltas y me dí cuenta de que mi mamá sentía lo mismo que yo. Esa depresión de no saber por qué, de "enamorarse" repentinamente de un chico, pero estar siempre enganchada con el mismo (mi papá). Tampoco comía mucho por los nervios, iba muchísimo al gimnasio. Se la pasaba de acá para allá, pero siempre contaba que nunca llegaba a ser del todo feliz, que el médico le tuvo que recetar calmantes de los nervios que ella tenía entre la facultad, y sobre todo, por mi papá (que en ese tiempo eran "novios").
Me siento un poco mejor al saber que no soy la única que se siente así por un chico. Mi mamá (aunque con unos años más que yo) tyambién lo sufrió y tuvo un final feliz con mi papá.
Pero igual no se me fue esa cosa extraña que siento y no sé cómo llamarla. Podríamos llamarla, ANGUSTIA. Esa angustia que no tiene explicación alguna, y que se dispara por cualquier pelotudez.
Encima ando ansiosa, y como como como. MIERDA.
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