No me entiendo. Nadie me entiende. Y no quiero que me entienda nadie. Soy demasiado contradictoria conmigo misma. Me puedo odiar y amar, e ir cambiando de opinión cada dos segundos. La bronca que tengo adentro, eso de querer llorar y decir: No... esperemos a que sea más de noche y no haya peligro de que alguien te vea. Eso de querer llorar de rabia por no entenderme, por no saber aprovechar las oportunidades. Llorar y no saber el por qué. Sentir rabia conmigo misma y no saber por qué. Quererlo, y odiar y ponerme de mal humor que no me hable, que ni se acuerde de que existo.
Tengo impotencia. Tengo ganas de romper todo. Tengo ansiedad. Tengo mal humor. Tengo ganas de que me hable. Tengo ganas de irme bien a la mierda. Tengo ganas de desaparecer del mundo. Tengo ganas de que se fije en mi. Tengo ganas de verlo... Tengo ganas de que alguien me quiera... de eso tengo ganas.
Siempre termino igual. Al principio no quiero nada, pero después termino ilusionandome, soñando, obsecionandome con lo imposible, con él. Para qué? Para terminar todas las noches diciendo: "Dale hablame, acordate de que existo" - "no le pienso hablar, no... es de muy hincha pelotas si le hablo. Se va a notar que me gusta". Esa lucha interna. Esas ganas de encontrar a esa persona que puede llegar a sacarte de ese pozo en que cada día caés más. De ese interminable pozo que me hace sentir mal, enferma, depresiva, arisca, egoísta, inútil, INESTABLE.
Me da bronca que siempre pase lo mismo. Que nunca termine lo que empiezo. Me da bronca sentirme así de mal por un pelotudo que no debe pensar en mi ni una sola puta vez en el día. Me da bronca y me la agarro con cualquier cosa u persona que esté adelante mío.
Hoy lo estuve esperando en el club. Tenía esa mera esperanza de que fuera una tarde distinta, como la de ayer. Tenía esa esperanza de que viniera y me alegrar un cachín el día. Después de estar con él, me calmo un poco, y se me hace más llevadera la tarde, y por supuesto, la noche.
Pero claro, no vino. Y mi cara de culo por la tarde fue tremenda. No tenía ganas de nada. No paraba de mirar a la entrada desde la pileta, desde la mesa, desde el lugar en donde me encontraba para ver si por esas casualidades de la vida lo veía entrar. Y no apareció. Y en este momento estoy mirando en mi msn su mail, está conectado pero no quiero hablarle. Tengo (nuevamente) esperanza de que me hable él. Como siempre, ya es sabido, me voy a quedar con las ganas y no me va a decir ni hola. Porqué? No le debo ni interesar. Solo debe ser un juego, como siempre me pasa. No me pongo de víctima ni nada, al contrario, estoy enojada conmigo misma por ser así de vulnerable, por ser así de soñadora, de sensible, de... pelotuda.
Y si hoy a esta hora estoy así, no me quiero imaginar dentro de 2 horas más.
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