Pensamientos en la madrugada

Loca. Obsesionada. Maniática. Impulsiva. Suceptible. Arrogante. Caprichosa. Antisocial. Sensible. Fría. Calculadora. Manipuladora. Depresiva. Egoísta. Rencorosa.

Y podría seguir con la lista. Claramente son los adjetivos que más me definen. Como ya conté, me muestro de una forma, pero soy totalmente lo contrario. Cuando estoy enfrente de la computadora, cuando estoy sola, soy esa persona a la que no le importa nada. La persona que es fría y calculadora. Que le gusta manipular. Que está obsesionada con la comida, con su físico. La que es caprichosa y arrogante. La que se volvió antisocial con las personas, porque su mente solo piensa en ella. Egoísta. Rencorosa.

Depresiva... depresiva en todo momento. Sensible, a cualquier cosa que se mueva de lugar, aunque esté acostumbrada a los cambios desde chiquita.

Ya no siento piedad por nadie, ni conmigo misma. Y me preocupa.

Tengo esa maldita obsesión de contar las calorías, de mirarme cada mañana al espejo y ver si se nota que bajo, o por el contrario, que engordo. Esa manía de probarme todo el placard (cómo si no supiera ya que todo me queda para el orto) y deprimirme el doble que antes. Esos atracones que me doy y que digo: "A la mierda, yo como igual" y después ir corriendo al baño para vomitarlo o ir a llorar arriba para largar esa angustia constante que tengo.

No doy más, pero por el contrario hay una voz muy presente en mi cabeza que me dice que no me rinda, que siga que voy a conseguir lo que tanto ansío. Que no falta mucho para lograr lo que quiero. Son 5 kilos menos. 5 !!! Ya bajé 7 kilos...

Y en esos momentos me doy cuenta de la capacidad que tiene la mente para manejarte. En realidad sos vos misma. Tu inconciente.

Me pregunto si no estaré mal de la cabeza. Yo creo que un poco sí...