Descargarme, sentir que alguien puede llegar a sentir lo mismo. Es escribir mis pensamientos, esos pensamientos que no puedo expresarselos a nadie. Esos que solamente puedo expresarlos escribiendo en este blog. Esos que no me animo a contar.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Él.

Aunque siempre lo odié por esa maldita forma que tuvo de tratarme, no podía no estar en este momento. Siempre lo voy a querer, y es uno de mis amigos, al cual, por más que estemos distanciados y las cosas no sean como antes, siempre voy a estar ahí para cualquier cosa que necesite. Como siempre lo estuve, aunque él prefirió ignorarme... o mejor dicho, jugar conmigo de una forma muy... especial.
Si bien, lo quise como algo más que amigos, nunca pasó nada. Yo me mantuve al margen, y él... bueno, él no sé. Sospecho que sabía de lo que me pasaba con él, y se aprovechaba. Yo, como estúpida que soy, o que fui, dejé que me manejara a su antojo. En cierta manera me gustaba. Era la única forma de sentirme más cerca de él. De sentirme que me quería como algo más.
Era todo una farsa. Conseguía lo que quería y cortaba el mambo enseguida. Pero yo, como dije antes, lo disfrutaba. En ese momento me sentía feliz, contenta, en las nubes, viviendo un sueño. Eran instantes, capaz horas lo que duraba. Pero volver a la realidad dolía mucho.
Dolía. Pegaba. Me mataba, literalmente. Era pensar en la secuencia de como sucedían las cosas, y decir: "Tan vulnerable a él soy?". Era verme de nuevo, totalmente rendida a sus pies. Era ver como me abrazaba, como me tiraba "supuestas indirectas", como me repetía una y otra vez: "Yo a vos te quiero de una forma, inexplicable.". Y yo... derritiendome. Derritiendome por esas palabras, por esos gestos, que cuando llegaba ELLA, se desvanecían totalmente.
ELLA... o mejor dicho, ESA. La cual, ahora no le tengo odio, pero en ese momento sí. No sé que tenía ella. No sé que le veía él. Pero se transformaba con su presencia, y yo pasaba a ser un decorado de su escena. Ni siquiera formaba parte de su vida en ese momento. Todo lo que alguna vez me dijo, se iba a la mierda en el instante en que ella aparecía.
No la culpo... aunque lo provocaba, no la culpo. Aunque ella sabía lo que a él le pasaba con ella, y aún así jugaba, provocaba y lo manipulaba, no la culpo. Al fin y al cabo ella tampoco sabía lo que yo sentía por él. NADIE sabía lo que yo sentía por él.
Era caer a la realidad. Nunca le importé. Lo que a él siempre le importó fue tenerme atrás de él, arrastrándome, derritiendome, manejándome a su antojo. Eso le gustaba de mi. Le gustaba verme morirme por él. Le encantaba provocarme. Le gustaba jugar. Y yo era su juego preferido.
Y a mí no me importaba eso, porque yo lo quería, lo amaba como a ninguno. Y en esos momentos no se me cruzaba por la cabeza pensar en las consecuencias.
Las consecuencias eran horribles. Claramente, cuando mi mente se ponía en frío llegaban los llantos, los dolores de cabeza, las puteadas, el descargo, la depresión... Era caer en un pozo infinito. Era estar semanas sin saber de él, y metida en ese pozo. Y lamentablemente, el único que me podía sacar era él.
Por suerte, lo superé. Después de 3 años hoy puedo decir que no me duele no verlo. Que tampoco me duele verlo con otras, o que me abrace y que intente jugar conmigo, como lo hacía antes. Ya no. Ya no duele.
Admito que no fue fácil, y me dejó marcada de por vida. Una de las cosas que hice por él fue meterme en esto. Querer ser más flaca porque ELLA era la chica perfecta del grupo, la flaca, la "linda", la del "cuerpazo".
Fue por él que entré en esto, y que por más que ahora no me interese más su opinión, no puedo salir. Ahora es por mi. Ahora es para sentirme bien conmigo misma. Solo conmigo.

Hoy le mandé un mensaje. Me enteré que repitió. Aunque una parte de mi lo odie por bastantes motivos, predomina más la parte que aún lo quiere. Lo quiere como un amigo. Como un recuerdo. Y eso está por sobretodas las cosas.
En algún momento de mi vida lo quise como algo más. Hoy, solo fue un gesto de ayuda, que todas las personas necesitamos en ciertos momentos.

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