Descargarme, sentir que alguien puede llegar a sentir lo mismo. Es escribir mis pensamientos, esos pensamientos que no puedo expresarselos a nadie. Esos que solamente puedo expresarlos escribiendo en este blog. Esos que no me animo a contar.

sábado, 29 de enero de 2011

Qué feo es sentirse así. No querer salir por el simple hecho de estar acomplejada con tu cuerpo. Ponerte de mal humor porque querés estar flaca y te ponés la bikini, te mirás al espejo, y 5min. antes de salir decís: Me veo gorda. Soy gorda. No voy. No quiero que nadie me vea así.
Y no vas. Te quedás en tu casa encerrada, deprimida, sola, con esas voces que te hablan en tu cabeza y te dicen: Ves, te estás perdiendo cosas por culpa de tu estado, dejá de comer, dejá de comer, dejá de comer.
Odio esos momentos, y éste es uno de esos. Esas crisis por la que paso todos los días antes de salir a algún lugar. "No me queda nada bien"- "Esto me hace gorda... ¿me hace? SOY gorda"- "No, no salgo, me da vergüenza".
En este caso es: "No, no voy, me miro al espejo y el mundo se me viene abajo. No vale la pena ir, hasta que vea que estoy conforme conmigo misma." Y es que hay que mentir para no ir al club, a la pileta. Un día como hoy, con mucho calor. Y me da bronca, pero esas voces me gritan, me aturden, me desesperan, me hacen hacer cosas que no quiero. Esas voces no se callan más. Me gritan siempre que me miro en el espejo, que paso por un reflejo, antes de salir, cada noche al acostarme, después de comer, al salir, al vestirme, al bañarme... En cualquier situación cotidiana de mi vida me gritan: GORDA. GORDA. GORDA.
Y no se callan nunca. Siguen estando. Y así es mi estado, mi maldito estado de depresión.
Pero nadie sabe que eso pasa por mi mente. Nadie sabe que después de cada comida, de tomar algo, me arrepiento y voy al baño a sacarlo de adentro mío. Nadie sabe que miro las calorías a todo lo que como, y que me sé de memoria muchas de ellas. Nadie sabe que cuento las calorías, y me pongo un límite en el día. Nadie sabe que pasé días sin comer. Nadie sabe mi obsesión por el peso, por la imagen, por mí. Nadie, pero absolutamente nadie, sabe, ni lo va a saber nunca.
Esto es un secreto entre mi cabeza y yo. Entre las voces y yo.
Pueden pensar que estoy loca (probablemente sí) pero es cómo me siento ahora, y necesitaba descargarme, porque por más que no cambie de opinión (porque no voy a ir al club) es un peso menos... un peso menos durante algunas horas... quizá hasta la próxima vez que vaya al baño y que aunque no quiera mirarme al espejo, ese reflejo me vuelva a perturbar.
Odio este estado. Me odio.

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